LA IMPORTANCIA DEL BIENESTAR EMOCIONAL EN EL TRABAJO CON MENORES. NUESTRO ENFOQUE EN LOS CENTROS DE LA REGIÓN DE MURCIA.

Mª Salvadora Martínez Bernal. Directora Técnica del Centro Hogar de la Infancia de Cartagena. Hijas de la Caridad.

Los Centros “Cardenal Belluga” y “Hogar de la Infancia” son Centros de Protección de Menores de la Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, Provincia España Centro concertados con la Comunidad autónoma de Murcia. Tienen como finalidad la acogida y atención de menores de 0-6 años que han sido separados de sus familias por diversas circunstancias: abandono, maltrato, negligencia y otras situaciones dolorosas y siempre traumáticas.
Nuestra misión es ofrecer a estos menores un entorno seguro, afectivo y estimulante, brindándoles una atención integral y especializada para ayudarles a desarrollar sus capacidades, potencialidades y sanar sus heridas.
Hijas de la Caridad y laicos trabajamos juntos con un objetivo común, formando un equipo multidisciplinar. Somos plenamente conscientes de que nuestra labor requiere una gran vocación, compromiso y sensibilidad. Además, es fundamental contar con un proyecto educativo claro y coherente que se adapte a las necesidades y características de cada niño/a, estableciendo objetivos y estrategias para alcanzarlos.
Para ofrecer una atención de calidad a los menores y formar un equipo de trabajo sólido, es importante adoptar la perspectiva de «cuidar al cuidador». Considerando las situaciones difíciles que enfrentamos, es crucial centrarnos en el bienestar emocional de los profesionales, reconociendo la importancia de atender nuestro lado humano, comprendiendo nuestras emociones, fortalezas y debilidades, buscando apoyo y formación para mejorar nuestra labor. Debemos ser capaces de manejar y regular nuestras emociones,
especialmente las negativas o intensas, que pueden surgir en situaciones de estrés, conflicto o frustración, y mantener el equilibrio emocional.
Bajo estas premisas, las Hijas de la Caridad, no solo se enfocan en la formación y actualización profesional, sino que promueven encuentros y acciones de desarrollo personal. Estas acciones incluyen la capacitación en estrategias para mantener una actitud positiva, optimista y flexible frente a los desafíos o la dotación de herramientas para encontrar un equilibrio entre la implicación emocional y la distancia profesional que ayudan a evitar el sobre implicarnos o desapegarnos en nuestra labor. Asimismo, se nos invita a participar en espacios de reflexión y buenas prácticas junto a otros profesionales que trabajan con menores en situación de desprotección. Desde nuestros centros fomentamos la búsqueda de apoyo social entre compañeros, para compartir experiencias y preocupaciones, motivando a buscar apoyo profesional de supervisores o terapeutas para mejorar nuestras habilidades y conocimientos.
En conclusión, los profesionales de los centros reconocemos la enorme responsabilidad y desafío que implica brindar un cuidado de calidad a los niños y niñas. Somos plenamente conscientes de la importancia de la contención y atención del personal para mantener una actitud positiva, optimista y flexible frente a los desafíos y dificultades que se nos presentan. Nuestra acción requiere una labor comprometida y dedicada, tanto en términos de formación profesional como en el cuidado de nuestro propio bienestar emocional.

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